Nosotros Creemos…

En la mesa abierta en la Cena del Señor. En el mantenimiento de las buenas obras y la vida santa. En la vida victoriosa sobre el pecado, el yo y los malos hábitos mediante el estudio de la Biblia y la vida de oración incesante. En la perfección y santidad cristianas, mediante la entrega y consagración absolutas. Con modestia cristiana en materia de vestido y vestimenta. En la observancia del día del Señor como un asunto de privilegio más que de ley. En cuanto a la recreación: libertad de conciencia y ejemplo piadoso para el mundo. En la existencia inmortal y consciente del alma. En la resurrección de nuestros cuerpos literales, los justos y los injustos. En un Cielo literal y vida eterna para todos los verdaderos creyentes. En un día final de juicio para los malvados incorregibles. En el castigo eterno de los impenitentes. En la venida premilenial personal, literal y corporal de Jesucristo. En un reinado futuro, literal, de 1000 años de Cristo en la tierra con sus santos. En el tribunal de Cristo donde los santos finalmente serán recompensados ​​por sus actos de comisión y omisión. En la tolerancia cristiana a todas las denominaciones de la fe cristiana. En lo esencial: unidad; en lo no esencial—libertad; en todas las cosas: caridad.

En la inspiración verbal de las Escrituras originales. En la trinidad absoluta de la Divinidad eterna. En la deidad de nuestro Señor Jesucristo. En la personalidad y deidad del Espíritu Santo. En la realidad y personalidad del diablo. En la depravación natural de la raza humana. En la expiación sustitutiva. En la propiciación por el pecado sólo por la sangre de Cristo. En plena salvación por gracia por medio de la fe, y no por obras. En la sanidad divina a través de la expiación y la oración por los enfermos. En el bautismo personal del Espíritu Santo. En la necesidad del nuevo nacimiento. En el bautismo en agua por inmersión a la edad de responsabilidad. En la verdadera Iglesia compuesta de todos los creyentes lavados con sangre. En el evangelismo de los paganos y las naciones del mundo. En obediencia al gobierno civil. En divorcio solo por motivos bíblicos del Nuevo Testamento. En el gobierno de la iglesia, la lealtad y la obediencia a los que tienen autoridad sobre nosotros en el Señor. En el diezmo como plan financiero de Dios. En la restitución de los errores del pasado siempre que sea posible.